En el transcurso de este momento difícil y ansioso, la vida debe continuar. Dos de nuestros queridos maestros han entregado dos hermosos niños a nuestro mundo. Johanna Marlet y Alejandro José. Junto a esta gran noticia, también vino un desafío que fue realmente difícil para ambos.
A continuación se muestra una entrevista con las respuestas de nuestras maestras que dieron a luz.
1.) ¿Cómo se sintió antes de dar a luz a su bebé?
Sra. Rudeke: Antes de dar a luz a nuestro bebé, Alejandro José, estaba tan asustada. Alejandro iba a nacer justo durante el primer pico de la pandemia. Recuerdo haberle rezado a Dios: ¨¡Él nos había bendecido hasta ahora, por favor mantenga a nuestro bebé a salvo! ¨
Sra. Paulino: Al principio pensé que terminaría pronto, pero cuando vi la noticia de que había más y más casos (Covid-19) todos los días me sentí ansiosa y preocupada. Oré y comencé a buscar la paz y la guía de Dios durante mi proceso.
2.) ¿Qué pensó con respecto a la seguridad de su hijo cuando se enteró de la pandemia?
Sra. Rudeke: Creo que nuestros temores aumentaron a las pocas semanas de su llegada. Se cancelaron las citas médicas. Todo lo que habíamos pedido para el bebé se detuvo; a nuestros hermanos, hermanas e incluso a nuestros padres se les prohibió venir a visitarnos… y creo que fue entonces cuando realmente comencé a entrar en pánico y encendí el "modo de supervivencia de mamá". Básicamente, el miedo se vuelve tan abrumador que no hay nada que hacer más que confiar en Dios y saber que Él tiene el control de todo lo que sucede, y por eso encontré consuelo en Él.
Sra. Paulino: Primero comencé a buscar clínicas que tuvieran pacientes con covid-19 y qué procedimientos tenían para tratarlos. Luego le pregunté a mi médico sobre el protocolo para mujeres embarazadas que dan a luz bebés en estos escenarios. Luego leí artículos médicos sobre el parto de bebés en medio de una pandemia. Me fui informando cada vez más de todo.
3.) ¿Cómo fue el proceso en el hospital, luchas o miedos?
Sra. Rudeke: Entonces, nuestra entrega fue 'planeada' excepto que no fue nada como esperábamos. Mi experiencia más abrumadora fue no saber qué hacer con Victoria. Tuvimos la suerte de que mi hermano y su esposa habían dado negativo recientemente al virus. Así que, naturalmente, se quedó con ellos durante nuestra estancia en el hospital. El hospital se sentía tan solo, sin visitas, incluso las enfermeras y los médicos solo entraban cuando era necesario. Pero, de nuevo, fue tan pacífico y estaba tan agradecido de tener a Alejandro en mis brazos. Dios verdaderamente nos dio nuestro milagro.
Sra. Paulino: Estaba nerviosa en el hospital. Recé, pero mi médico y el equipo hicieron un gran trabajo conmigo.
4.) ¿Cuál ha sido la parte más difícil para ti?
Sra. Rudeke: Creo que la parte más difícil ha sido no compartir nuestra bendición con familiares y amigos, al menos no físicamente. Por no hablar de todos los roles que tenemos que seguir. No puedo agradecer lo suficiente a mis hermanas y a mis amigos que se han convertido en hermanas. Han sido de gran apoyo, incluso desde lejos. Sin su amor y aliento (y deliciosas comidas) no hubiera sido tan fácil.
Sra. Paulino: La parte más difícil fue no poder ver a mi bebé lo antes posible debido al protocolo de seguridad. Me la dieron al día siguiente antes de que llegara a casa.
5.) ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a todas las mamás embarazadas que están pasando por esto?
Sra. Rudeke: Para las futuras mamás, mi frase más reconfortante, tan simple pero verdadera, es esta ... "Quédense quietos y sepan que Él es Dios". -Salmo 46:10. Cada detalle de nuestras vidas ha sido diseñado por Él ... así que dejemos de lado nuestros miedos y permitamos que nuestra fe en Él prevalezca.
Sra. Paulino: Ore. Infórmese bien. Habla con tu médico y pregúntale todo lo que tengas en mente. Por último, pero no menos importante: descansa en el Señor con todas tus fuerzas.
Mi conclusión cuando pude escribir esta fascinante historia fue que no importa cuán imposibles y difíciles puedan parecer las cosas, debes tener confianza no solo en que todo va a estar bien, sino también en que Dios tiene el control del situación, ora a Él y todo estará bien. Este es uno de los muchos ejemplos de que la vida es una bendición y, como algunos dirán, un milagro. Una vez más, agradezco a mis dos profesores por dejarme escribir su historia y por tocar mi corazón también.
María José Caminero Guerra